Familias enteras se desplazan con el fin de encontrar una medicina que mejore la salud de sus hijos. Algunos de ellos convalecen o están al borde de la muerte.
Los padres sufren, la vida es difícil cuando se tiene un niño enfermo.
Sus familiares dejan atrás sus raíces. Tras ellos viaja la desesperación. La necesidad los hace dejar sus trabajos para emigrar con la esperanza del «cannabis medicinal» una planta estigmatizada de la que poco han escuchado.
El paciente empieza a sentirse bien, sus convulsiones bajan de 100 a 0 en un buen número de casos, pero las leyes de algunos lugares podrían llevar a la cárcel a sus padres si se determinara que en la sangre del niño se escondía una sustancia prohibida.
Una organización en llamada American Medical Refugees ayuda a familias a mudarse a Colorado y facilitarles el acceso a cannabis, cuenta con 150 familias miembras. Una columna vertebral los une: la salud de sus hijos.
Aunque crean en algún momento que el cannabis es un droga milagrosa, los verdaderos motivo por los que deciden separse de todo lo que conocen es la desesperación.
Ellos son los llamados refugiados del cannabis medicinal. Viajarían hasta el fin del mundo con tal de encontrar algo que funcione.
Al no tener respaldo legal, estas personas se encuentran en una condición de asilo en los lugares donde haya acceso a aceites y asesoramiento terapéutrico.
Este tipo de asesoramiento es el fuerte en países como Chile cuya revolución médica enfocada en el cannabis convocó recientemente a 200 mil personas en la protesta Cultiva tus derechos.
«La emigración está pasando. Viene mucha gente de Argentina, muchas familias de Perú, de Bolivia e incluso de Uruguay. Reciben ayuda técnica y regresan con información para poder hacer grupos en su país», afirmó a este medio Paulina Bobadilla fundadora de Mama Cultiva Chile, una asociación pilar en este movimiento.
Las enfermedades más comúnes que se tratan con cannabis medicinal son las convulsiones, inflamaciones, epilepsias y distintos tipos de síndromes degenerativos.
Los familiares buscan un aceite especial, del cual todas las personas hablan. Extracciones prohibidas por el Estado, pero dotadas facultades curativas.
Su experiencia es basada en hechos que suceden a primera mano. Ahora no son solo jóvenes, sino abuelos, madres y niños que mantienen la fuerza.
«Vas a donde sea, harás lo que sea, intentarás todo. Por años de años, probamos drogas farmacéuticas que sabíamos que tenía una alta probabilidad de matar a nuestro hijo», afirmó Amy Dawn Bourlon.
Viendo la ayuda que las extracciones de cannabinoides pueden ofrecer a su entorno y a la salud de sus hijos, los padres ven que el único crimen es que el cannabis se mantenga ilegal y que el único acceso que puedan recibir podría llevarse la vida de uno de sus seres queridos.
en Costa Rica. 
