No es la primera vez que se critican los resultados del Instituto de Alcoholismo y Farmacodependencia (IAFA), pero si la primera en que los diputados presentan un proyecto de ley para cerrarlo.
La iniciativa 20,272 (vea texto aquí) o “Ley para cerrar el IAFA y reformar las políticas públicas en el tratamiento de las adicciones” busca cerrar al instituto y volver a adjudicarlo con programas menos costosos y eficientes dentro del Ministerio de Salud.
El ordenamiento institucional del IAFA ha creado un embudo interno a la hora de calificar los resultados y en la facilidad para proponer nuevos proyectos. Esto lo ha dado a entender en distintas ocasiones la Contraloría General de la República:
“El IAFA no dispone de una guía de supervisión que establezca los aspectos que deberán ser verificados por el personal responsable de esa labor y las diferentes técnicas posibles a utilizar.”
En un informe que data del 2010, este organismo público califica a la institución como ineficiente debido a que sus mecanismos de control, el establecimiento de protocolos han hecho que la atención a las personas con adicciones de diferentes tipos no tenga resultado.
Los libertarios han sido más claros con sus demandas. El texto de ley es un compendio de programas, historia e informes que se le han realizado a la institución que demuestran faltas de eficacia y escasos tratamientos novedosos en marcha.
“No existe en nuestra sociedad un indicio siquiera de que la labor del IAFA haya incidido de manera directa, a lo largo de sus 60 años de existencia, en el cambio de las condiciones de las personas adictas.”, propone el texto.
¿Despilfarro de recursos?
El pie de guerra de los libertarios y los recortes recae ahora contra los recursos del IAFA. Para Otto Guevara en un momento de austeridad pública es necesario “lograr una mejor y más efectiva administración de los fondos”.
Otra de las críticas ha sido a las políticas aplicadas para trabajar la adicción.
“La finalidad de cerrar el IAFA se traduce en darle un abordaje más integral y completo, sin distinguir entre uno u otro tipo de adicción, armonizando el enfoque en los planteamientos más novedosos de expertos en la materia, como la Organización Mundial de la Salud (OMS)”
Muchas personas podrían coincidir en lo último. Desde que la discusión del cannabis medicinal cimbró los cimientos del conservadurismo costarricenses, el IAFA ha tomado numerosas posturas. Su director Eduardo Sandí ha dicho “la marihuana vuelve loco a los jóvenes”, “los cannabinoides tienen propiedades medicinales”, y más recientemente, “el cannabis no es medicinal”.
Lea: ICD y IAFA fracasan en disminuir consumo de cannabis
Además MCN reportó cómo en los resultados de las políticas conjuntas del Instituto Costarricense sobre Drogas (ICD) y esta institución han fracasado en prevenir el consumo de sustancias como el alcohol y el cannabis en los jóvenes colegiales y en adultos.
La incautación de cannabis, tan debatida por los señores, llegó a 11.925 kilos y el consumo se disparó sobre todo en los centros de enseñanza.
Ante los datos dudas: ¿Por qué si el estado destina tanto dinero para disminuir el consumo de sustancias lícitas e lícitas, se ven cada vez más problemas por abuso de alcohol, crack o cocaína?
Quizá la idea de los libertarios no sea tan descabellada.
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Foto: Albert Marín.
en Costa Rica. 
