El camino para regular los derivados de cannabidiol (CBD) en Estados Unidos sigue complicándose. Un seminario web organizado por la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA, por siglas en inglés) y las asociaciones productoras de cáñamo no obtuvo los mejores resultados.
«Entendemos la urgencia de establecer un marco regulatorio para estos productos y proporcionar certeza regulatoria a los consumidores y la industria», dijo Norman Birenbaum, asesor principal y experto en cannabis de la FDA.
Birenbaum señaló que históricamente ha habido interés bipartidista en abordar este problema, especialmente a medida que el mercado ha evolucionado, pero subrayó que resolver las cuestiones relacionadas con el CBD depende en primer lugar del Congreso, que debe decidir si el CBD y otros cannabinoides presentes en el cáñamo son legales.
Patrick Cournoyer, asesor científico principal y líder del Comité de Productos de Cannabis de la agencia, señaló que incluso una vez que se establezca la legalidad, el proceso de elaboración de normas por parte de la FDA será «un proceso bastante largo«.
La FDA está promoviendo un enfoque de «reducción de daños» para los cannabinoides derivados del cáñamo, que garantizaría los controles de seguridad que los consumidores esperan, según Cournoyer.
Esta nueva vía establecería una categoría para el CBD y otros cannabinoides del cáñamo fuera de las categorías actuales para las cuales la FDA establece normas: medicamentos, suplementos alimenticios y alimentos.
Cournoyer dijo que estas normas, en un régimen específico para los cannabinoides, podrían abarcar límites de contenido, veracidad en el etiquetado, divulgación completa de los ingredientes de los productos, garantías de que no contienen contaminantes y medidas para mitigar la ingestión accidental por parte de los niños.
El seminario web tenía como objetivo abordar las preguntas planteadas por las partes interesadas después de una declaración de la agencia en enero en la que afirmaba que no podía regular los cannabinoides derivados del cáñamo a menos que fueran declarados legales por la legislación.
Según Cournoyer, la agencia comenzó a examinar el CBD en 2019, realizando algunos estudios de toxicología internos y revisando la investigación existente mientras monitoreaba los informes de «eventos adversos» por parte de los consumidores.
US Hemp Rountable se enfrenta a la FDA
Durante los últimos tres años, la FDA ha difundido algunos de sus inquietudes respecto al uso de CBD a largo plazo que están siendo refutadas por el US Hemp Rountable, un grupo de expertos y productores de la industria que se ha unido para proponer una regulación centrada en regular el uso del CBD como aditivo, cosmético y suplemento a la dieta.
Algunos de las preocupaciones difundidas en los sitios oficiales de la FDA tienen que ver con “posibles daños al hígado y al sistema reproductivo masculino, interacciones adversas con ciertos medicamentos y preocupaciones sobre los efectos del CBD en poblaciones vulnerables y mujeres embarazadas.”
Recientemente en una carta enviada a las oficinas de Cournoyer, Us Hemp Rountable criticó a la FDA por arrojar conclusiones basados en “documentación desactualizada”.
Cournoyer señaló que estas preocupaciones de seguridad hacen que el CBD sea diferente de los ingredientes alimentarios más comunes, como edulcorantes o conservantes.
La FDA está tratando de equilibrar «estándares de seguridad altamente protectores para alimentos y suplementos dietéticos» con los posibles riesgos que pueden plantear el CBD y otros cannabinoides menores, cuyos efectos en los seres humanos aún son «en gran medida desconocidos».
La FDA ha afirmado repetidamente que los productos de CBD siguen siendo ilegales de vender porque la agencia no los ha aprobado, pero estos productos se han multiplicado a pesar de estar sujetos a la Ley Federal de Alimentos, Medicamentos y Cosméticos (FD&C, por sus siglas en inglés). Según Cournoyer, la FDA tiene jurisdicción solo si los productos se ajustan a las categorías que regula.
Los portavoces de la FDA también advirtieron sobre la administración de CBD u otros cannabinoides a animales, advirtiendo que los rastros del compuesto podrían llegar a los consumidores inadvertidos a través de la cadena alimentaria mediante carne y productos lácteos.