Solo en el 2014, aproximadamente 47 000 estadounidenses murieron por una sobredosis de drogas. Esta cifra mantiene a las autoridades alarmadas debido a que muchos de esas muertes no pertenecen a drogas ilegales, sino a los analgésicos.
Es decir, la mayoría de personas no mueren por cocaína, cannabis o alcohol, sino más bien por heroína y los medicamentos para el dolor conocidos como opioides o «painkillers» en inglés.
¿Cómo sucedió?
En los 1990 los médicos estaban siendo presionados por abogados y el gobierno federal para que el dolor fuera tratado como un asunto médico serio. La razón era porque había más de 100 millones de estadounidenses sufriendo de dolores crónicos.
Bajo esta presión los doctores tuvieron que recurrir a los analgésicos. Entre los cuales están un selecto número de fármacos ya conocidos en el mercado: Vicodin, OxyContin y Percocet.
Al momento en que ingresan en el cerebro, este tipo de pastilla se adhiere a receptores y ocasiona que se envíen señales para inhibir el dolor. La farmacéutica Purdue Farma (fabricantes del Oxycotin) han dicho que estos opiodes son más seguros y menos adictivos que otros analgésicos en el mercado.
No era tan cierto. La prensa dio a conocer una demanda – aparte de otras- de $24 millones de dólares interpuesta por el Estado de Kentucky por los riesgos ocasionados por la adición al OxyCotin, entre muchas otras.
Paralelamente a esto ya para el 2012 había 259 millones de prescripciones de analgésicos a base de opio en Estados Unidos. Los frascos suficientes para que cada uno de los adultos de todo el país. pueda consumir una pastilla.
Debido a que los medicamentos son tan adictivos, muchos de los que alguna vez consumieron se han quedado enganchados a la droga y mientras que el uso aumenta, muchos de ellos mueren de sobredosis.
Solo en el 2014 hubo alrededor de 19 000 muertes por sobredosis relacionadas con los analgésicos a base de opio lo que equivale al 40% de todas las sustancias registradas en ese año por el Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, siglas en inglés).
Donde empiezan las consecuencias más graves en el momento en que los adictos a estos analgésicos se cambian a otro opiode: heroína. Los que ya eran adictos a los primeros tiene un 40% de posibilidades de volverse adictos a esta otra sustancia. Lo que ocasionó que más de diez mil personas murieran de sobredosis a la heroína en 2014.
El medicamento verde, la solución viable
Aunque el gobierno de Barack Obama ha aumentado los esfuerzos para frenar la epidemia, los doctores vuelven a sentirse presionados por la prohibición federal que tiene el país en la legislación vigente.
Los estudios apenas comienzan, investigaciones han sugerido que el cannabis es una opción efectiva en tratamientos analgésicos. No para todo tipo de dolor crónico, pero sí para una gran mayoría.
Aunado a esto, aunque puede no ser completamente seguro (hasta el momento), no llegará a matar a ningún paciente, ni causar una sobredosis.
Notablemente, datos de los estados donde se ha legalizado el consumo de cannabis medicinal tienen a ver una reducción en las muertes por abuso de sustancia. Lo que hace que aunque no es la única alternativa, es una de las pocas alternativas que tienen hoy día los médicos en una sociedad cada vez más alertada por este tipo de muertes.
en Costa Rica. 
