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California se convierte oficialmente en el ejemplo de cómo no legalizar el cannabis

La legalización del cannabis en California no ha tenido el éxito esperado a 6 años de su implementación

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Hace 6 años, los votantes de California, Estados Unidos decidieron que la legalización del cannabis para uso adulto iba a ser implementado en todo el Estado mediante a dispensarios, licencias de producción, comercialización, transporte y, sobre todo, la mejora del acceso tanto para consumo adulto como para uso medicinal en el lugar considerado la meca moderna del cannabis en América.

Esta ley lleva por nombre Proposición 64 y se creía que tendría un impacto positivo para la vida de los californianos en áreas como la recaudación de impuestos, oportunidades de negocios y formalización de la actividad agrícola.

Seis años después y a pesar de todos los esfuerzos para mejorar la ley, parece que no hay más remedio que aceptar que ha sido un fracaso. Y pese a que la legalización en California suponía un ejemplo para el mundo, se ha convertido ahora en un ejemplo de cómo no legalizar esta planta.

Muchos propulsores de la ley en la industria buscaban el equilibrio entre la posibilidad de que los cultivadores de cannabis de excelencia y los cultivadores corporativos a gran escala pudieran coexistir dentro del marco de la ley.

Sin embargo, a pesar de los diferentes esfuerzos para construir puentes entre ambos mundos, parece no haber luz al fondo del túnel.

La Prop. 64 entró a regir en 2018, pero hasta el 2023 se autorizará a productores con un acre de terreno producir de manera legal. Esto ocurre en todo el Estado de California con el agravante de que existen lugares donde del todo no existe licenciamiento otorgado a los agricultores.

Esto se debe a que no todos los condados cuentan con acceso legal ni a producción legal. Muchos de hechos han dicho no rotundo a la ley, de acuerdo con la potestad de que la misma les otorga a los condados.

Al inicio todo parecía bien. Estando allá se sentía que desde el punto de vista del visitante o consumidor que la legalización ofrecería una nueva forma de ver el consumo de cannabis desde una perspectiva moderna y tecnológica.

Quien haya estado en lugares como Los Ángeles, San Francisco o Santa Cruz y otras partes se habrá dado cuenta del alcance que ha tenido este modelo.

Es importante anotar que la legalización no empezó directamente con la Proposición 64 sino que anteriormente, en los tiempos de la Prop 215 se sentaban las bases de un modelo comunitario donde todas las personas son considerados “usuarios medicinales” y los cultivadores están autorizados para abastecer a 100 o más personas con su jardín.

Este es el modelo económico que generó ganancias exorbitantes, turismo de cannabis, venta y compra de propiedades y en el Estados Unidos rural, trajo beneficios económicos que ayudaron a millones de personas a través de los años.

Este modelo económico fue el que la Prop 64 buscaba absorber, pero a la fecha más bien lo ha quebrado. Para algunos tiene que ver con que las autoridades pensaron que los cultivadores eran gente multimillonaria capaz de realizar inversiones multimillonarias para obtener una licencia.

Y los multimillonarios inversionistas pensaron que la plata es lo único que bastaba para hacer exitosa una industria que se ha construido mediante el boca a boca y el intercambio entre pequeñas comunidades.

Un caso muy interesante de análisis es Flow Kana, una compañía liderada por Michael Steinmetz formada en 2015 cuya idea primaria era con darle plataforma de venta masiva a los cultivadores del Norte de California donde se cree viene la mejor calidad del mundo, entre otras cosas por las condiciones climáticas de la región y la calidad de las genéticas.

Su modelo era interesante: se compraba la cosecha de los mejores cultivadores de la región y se distribuía en los dispensarios de todo California manteniendo la línea de producción variada y de la mejor calidad.

Flow Kana anunció en 2020 que “debido a la incierta situación del cannabis en California” se decide implementar una violenta reducción de la planilla. Esto no solo afectó a los inversores que quería crear “la distribuidora más grande del mundo de cannabis boutique”, sino que dejó en el camino a cultivadores que habían creído en el proyecto. Este fue el caso de muchos emprendimientos surgidos en los últimos dos años.

Lecciones que nos deja la situación del cannabis en California

De acuerdo con los residentes y trabajadores de la industria, uno de los factores principales tiene que ver con los excesivos impuestos a la operación, las licencias y también al consumidor final.

Otro de los problemas que enfrenta la mayoría del estado son los puntos de venta. Muchos de los condados no habilitaron dispensarios para la venta legal. Lo que hace más difícil que los productores vendan sus productos. Asimismo, el proceso para adquirir una licencia para un dispensario es reducido en los diferentes lugares.

La implementación de un “mercado horizontal”, es decir, una regulación que impiden que una compañía haga desde siembra, distribución, extracción y venta directa, también conocido como “mercado vertical” en la realidad lo que ha hecho es incrementar los costos operativos de la industria.

Esto lo que ha causado es que el producto final es tan caro que no logra competir con el robusto mercado ilegal en California. Hoy día existe una sobreproducción de cannabis que no solo ha generado una crisis en la industria ilegal, sino que, además, ha sacado a miles de cultivadores de esta actividad.

Sin embargo, comprar cannabis de manera legal es un lujo que solo algunos se pueden permitir. Muchos cultivadores que ingresaron al mercado regulado ven pérdidas económicas todos los meses, pero todavía tienen fe de que la situación mejorará algún día.

Pero para algunos el verdadero problema son los impuestos que cobra el Estado directamente. Esto afecta directamente a la base de producción ya que es la que recibe de último sus pagos. Algunas empresas que lograron colocar sus productos en al menos 1000 puntos de venta hoy día están solamente en 300, como es el caso de Flow Kana.

Mientras que el mercado legal compra cannabis clase A legal se situaba en 2019 a $1500, ha disminuido a $1000. Lo que se considera cannabis de baja calidad se estaba ofertando a $350. Estas fluctuaciones en el mercado legal que compite con el mercado ilegal se han traído todo abajo.

Por último, es necesario crear regulaciones simples que faciliten la transición de un mercado existente legal o no a uno controlado por el Estado. Es importante tomar en cuenta la cultura entorno a la planta a la hora de crear las regulaciones y, además, generar herramientas para que el consumo de los productos sea accesible y de la mejor calidad.

Más allá del cannabis, el consumo es lo que genera reactivación económica y no necesariamente el control de cada paso de la industria. Menor regulación e impuestos, es igual a mayor consumo y, por ende, más inversión y recaudación estatal.

 Es lo que nos ha demostrado la legalización en California. La sobre regulación no ni la corporativización de un momento a otro una actividad agrícola compleja y nueva para el público en general.  Al fin y al cabo, es una planta.

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ESCRITO POR: REDACCIÓN

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