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Editorial: El coronavirus nos recuerda una vez más que el autocultivo es fundamental

El cannabis medicinal debe ser decretado como servicio escencial en todo el mundo durante esta gran crisis.

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El cannabis medicinal debe ser decretado como servicio esencial en todo el mundo durante esta gran crisis.

Mientras que nos encapsulamos dentro de la mayor crisis de salud pública global de nuestras vidas, el COVID-19, el nuevo virus pandémico conocido ya por todos como el coronavirus cambiará nuestras vidas para siempre.

Hasta hace unas semanas, las cosas estaban tal y como las conocíamos. Pero de un momento a otro, la pandemia cambió nuestra forma de socializar, de trabajar, de trasladarnos y en general, de cómo veremos el mundo.

Durante la cuarentena algunas ciudades de los Estados Unidos han declarado a los dispensarios de cannabis como “servicios esenciales”. Los servicios esenciales describen aquellas actividades cotidianas que no pueden quedar paralizadas ni si quiera durante una alerta sanitaria como esta.

Las autoridades estadounidenses han hecho bien en reconocer el rol que juegan los cannabinoides en la salud de millones de personas. Pero este hecho nos ha hecho reflexionar sobre un hecho importante.

Es el hecho de que esta realidad no es la de otros cientos de millones de personas que no tienen acceso legal a esta planta en la mayoría de los países donde está el virus.  Esta premisa es problemática desde cualquier ángulo en que se mire.

En primer lugar, la falta de opciones terapéuticas para enfrentar una crisis sanitaria de este tipo subraya la necesidad de legalizar la investigación y producción de medicinas o suplementos a base de plantas con capacidades alimentarias o terapéuticas reconocidas por la sociedad y la comunidad científica.

En Ministrio de Salud de Francia, Oliver Véran, advirtió a mediados de marzo que “los medicamentos antiinflamatorios” podrían empeorar la salud de los afectados con esta infección.

Formulaciones a base de compuestos activos naturales que tengan la capacidad antiinflamatoria y lo estándares necesarios debería suplir esa necesidad.

En segundo lugar, es lamentable que el cannabis no sea una medicina de acceso legal en la mayoría de los países donde existe el contagio. Sobre todo, en los países más afectados o con más casos de infección confirmados en cuyo gobierno ya haya existido la conversación. 

La parálisis económica significa que miles de pacientes se han quedado sin ser abastecidos de alguna u otra forma dentro de los mercados ilegales hasta nuevo aviso. Esta premisa, por más polémica que sea, significa el detrimento al mayor de los bienes que tenemos: la salud.

A más enfermos, mayores dificultades tendrá un país para levantar su economía.

EL COVID-19 sorprende a la industria del cannabis durante un momento importante en su desarrollo para la humanidad. Los ciudadanos de cada país donde no se haya legislado en favor de su salud, deberán su ejercer el derecho más preciado: el de la agricultura.

Mientras exista el sol, el agua y la noche nacerá una planta y habrá una luz. Por ella, saldremos adelante.

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ESCRITO POR: REDACCIÓN

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