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Editorial | Otra víctima del populismo cae

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Geral Murray lo hizo otra vez. No le bastó acabar con la ley de regulación del cannabis (19256), sino que se dedicó a brindar mala asesoría al director de la Fundación Vida Feliz, Alberto Góngora, quien ayer fue llevado a la fiscalía por siembra y, presunta venta de extractos con fines terapéuticos.

El mismo Góngora había afirmado haber tenido contacto con este para así, hacer pública la alianza que en palabras de ambos “ponía fin a la prohibición del cannabis en Costa Rica”. Tal fue su euforia que, ante las acusaciones de la prensa nacional y extranjera en su contra por estar involucrado en la venta de un contrato para licencia de producción de cannabis por $25 mil dólares, anunció que daría una “gran noticia”.

El notición fue que se empezó a circular una supuesta “Certificación de Legalidad” que fue una y otra vez desmentida por el Ministro de Seguridad, Gustavo Mata, el director del Instituto Sobre Drogas (ICD), Guillerno Araya. Solo faltó la declaración del presidente. Están tan encima de sí mismos que hicieron público a los cuatro vientos que cobraban por los medicamentos.

 

Lea: La Millonaria Estafa por venta de licencias falsas de cannabis

Ya que la verdad y la fineza no son características del trabajo que realiza el señor Murray, el señor fue puesto ahora al antojo de la fiscalía. Pecó de inocente una persona cuyos conocidos califican de excéntrica y atrevida, pero cayó ante las ganas de brillar del político que detuvo la ley 19256 por delitos actualmente en investigación por la Fiscalía.

Con esta cantaleta toreaban a las autoridades repitiendo el discurso de secta del «cultivo libre» y el gastado slogan de “hacemos historia”. En medio de la apelación del caso Mario Cerdas, cuya audiencia se realizó hace dos meses, sucede que ambos desinformaban a un asunto que ni si quiera tiene una sentencia en firme.

Lo que digan de más, es literatura.

Aun así, ambos bien vestidos dejaron decirse en el Diario Extra que “un permiso respalda su funcionamiento” y seguidamente, una lista de cobros de la fundación que supuestamente “acababa con la prohibición”.

Las autoridades no dejan de ser culpables. La regulación, ¿pa cuándo?.

El director de la Asociación de Pacientes Pro Cannabis (ACPC), Mauricio Liscano, temía que pasara lo sucedido. Más allá del show político, ahora quienes quedan varados son los pacientes. Pero él afirma habérselo advertido. Asegura que quiso informarle sobre las posibles repercusiones que esta semana se cristalizan y de sus erradas alianzas.

El pobre señor Góngora cuyas intenciones eran buenas en el fondo son ahora opacadas por los objetivos de Gerald Murray para evitar hablar de los cuestionamientos de los que no ha dado la cara hace tres meses. El pobre hombre de la tercera edad al servicio de la fiscalía en manos de alguien desesperado por publicidad gratuita y deseos de figura pública.

Y así quiere ser presidente.

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