Se dice que «hachís» proviene del árabe hashish ( حشيش ). El primer uso de esta palabra está detrás de la cortina islámica de prejuicios y extremos religiosos que surgieron a partir de la muerte del profeta Mohamed1 y conducida después por la secta de Rashid ad-Din Sinan quienes no lograron que los viajeros la propagaran por el mundo.
Es posible que la cuna de la palabra surja en las montañas del hindú Kush, uno de los primeros lugares de domesticación de la planta.2 Se cree que el primer método documentado (900 a.C) para producir hachís proviene de la India.
Luego de trabajar en las plantaciones de cannabis, las manos de los agricultores almacenan la resina que hacen llamar “charas”.
La genética femenina del cannabis sativa posee una dualidad compleja en cuanto a su estructura. La dualidad residen en las flores de la planta por donde se adquieren elementos después del periodo fértil de variedades ricas en Tetrahidrocannabinol (THC)
Su estructura física se caracteriza por ser un rico material fibroso portador de aminoácidos y nutrientes. Los tricomas, por su parte, porta los componentes aromáticos de las flores, conocidos como terpenos, y cada uno de ellos agrupa los componentes terapeúticos esenciales que entendemos como cannabionides.
Una vez que la flor finaliza el proceso de secado, se desprende el contenido de las glándulas resinosas que se apiñan en la superficie. Una vez recolectada el material resinoso, este pasa por diferentes técnicas desde artesanales hasta tecnológicas para unirlo.
El material vegetal con el que se trabaje y el método de extracción, el hachís ofrece diferentes tonos desde el café oscuro al verde claro.
Este es el principio que se ha conservado desde la propagación del hachís por el mundo, sin embargo, la técnica muta siempre según el consumo y la relación cultural con la planta.
Los hashishins han pasado durante generaciones aportando conocimiento a aprendices en todo el mundo. Como resultado de la expedición europea al África, la medicina occidental empieza a poner el ojo en este producto para realizar investigaciones.
Tanto así, que comenzados el siglo XX, los métodos de extracción eran varios y estaban dentro del abanico de la farmacopea de la medicina Occidental hasta que la prohibición estadounidense de 1930 saca todos los productos del mercado.
Su más reciente proliferación se da a partir de la década de 1960. Desde entonces Marruecos es el primer exportador de cannabis a través de Europa donde se consume diariamente el tradicional spliff.
Métodos comunes de consumo
La concentración de cannabinoides hace que el hachís tenga un efecto más potente. La potencia radica en la flor y la técnica del hashishin.
Sus métodos de consumo son varios. Desde su uso más tradicional vía oral, conocido como bhang en la India hasta las mezclas con ganja (flor) o tabaco, especialmente en los países de europa.
Las nuevas técnicas de extracción han presentado alternativas de vaporización tanto en aparatos como en lo que se conoce como dab o dabbing y aceites propiamente.
Los hashishins occidentales continúan tratando de entender la ciencia oculta detrás de los tricomas y la forma en que las culturas han desarrollado esta técnica luego de tanto tiempo. Dicha razón lleva a los entusiastas a anclarse en la tradición árabe para estudiar localmente el arte perdido del hachís.
- Lewis, Bernard (1971), The Assasins: A Radical Sect of Islam, pag 30-31. Oxford University Press.
- Cannabis, Evolution and Ethnobotany
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en Costa Rica. 
