Evidencia preclínica sólida ha demostrado que el cannabis funciona como compuesto antitumoral. Los resultados han presentado seguridad médica de cómo los cannabinoides degeneran la acción cancerígena.
Investigaciones de la doctora española Cristina Sánchez han demostrado como el tetrahidrocannabidiol (THC) puede combatir directamente la propagación de tumores cancerígenos. Más aún, el Instituto Estadounidense sobre el Cáncer (NCI) ha admitido la veracidad de dichos estudios, lo cual ofrece un gran espectro de posibilidades para pacientes de este tipo.
El siguiente video muestra, bajo microscopio, la muerte de las células cancerígenas por los efectos del aceite de THC en extracción y cómo, aquellas que están saludables se mantienen en ese estado:
La primera vez que se documentó que el cannabis servía para detener el crecimiento de tumores malignos fue en 1974, por investigadores del Colegio Médico de Virginia bajo la petición del Gobierno Federal.
El 18 de Agosto de ese mismo año, el Washington Post, hizo réplica de este estudio aludiendo a que el THC «ralentiza el crecimiento del cáncer de pulmón, cáncer de mama y el virus de leucemia inducido por ratones de laboratorio prolongó su vida en un 36%».
Aunque un año después el estudio fue también publicado en el Diario del Instituto Nacional sobre el Cáncer, las autoridades norteamericanas desecharon el estudio y quitaron todo tipo de financiamiento para continuar con las investigaciones.
Fue en 1998, cuando la Universidad Complutense de Madrid tomó los estudios anteriores para seguir encontrando pruebas fehacientes de cómo el THC sirve como compuesto degenerativo de tumores.
Aunque aún se están llevando a cabo nuevos ensayos clínicos, la falta de datos hace que aún no se sepa si el cannabis es o no una cura viable contra el cáncer. No obstante, pruebas hechas en ratones han evidenciado que estas posibilidades son realmente altas.
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