Debido a que el llamado «uso medicinal y recreativo del cannabis», está siendo tan debatido en los países conservadores de Latinoamérica, decidimos explicar algunos aspectos en relación con las diferencias que se han establecido en ambos, dentro de los mercados regulados de Estados Unidos e Israel.
Aunque hay quienes consideran que todo uso de cannabis es medicinal, la diferencia principal radica en el acceso y la forma en que se consume. En estos dos países, las únicas vías por las que se puede adquirir cannabis medicinal es mediante a un carné de identificación previamente brindado por un médico que avaló su condición.
Si hablamos de los aspectos de fondo correspondientes, el cannabis medicinal debe sembrarse, según expertos, en ambientes controlados donde cada variedad es supervisada por médicos y cada plantación se intencion para tratar específicamente alguna enfermedad.
En esta labor recurre la ciencia y la investigación. Por ejemplo, en la mayoría de variedades de cannabis medicinal hay una mayor concentración del componente psicoactivo delta–9–tetrahidrocannabinol (Δ9-THC), en la mayoría de los casos entre 15% hasta un 20%.
A pesar de las trabas impuestas a la investigación con cannabinoides, algunos cultivadores se han especializado en desarrollar cepas cuyos niveles de Cannabidiol (CBD, componente no psicoactivo con abundante potencial terapéutico) ronde los 7,5% y 6% THC.
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La potencia que el cannabis en su forma medicinal, ya sea por medio de aceites, comestibles o vaporizaciones, dependerá de la condición específica del pacientes.
El cannabinoide Δ9-THC presente en las diversas variedades indicas/sativas posee efectos analgésicos, neuroprotectores y estimulante del apetito.
Estos efectos, han formulado un debate en torno a los analgésicos. Según, un reporte de Marijuana Daily, el 62% de los pacientes estadounidenses utilizan cannabinoides para paliar dolores crónicos.
Uso adulto legal o «consumo recreativo”
Cuando se habla del consumo recreativo, el tema se basa en la recolección de experiencias sobre elementos como la psicoactividad, agricultura, aromas y variedades. En los Estados donde el uso de cannabis recreativo es legal, se impuso una edad mínima de 21 años para poder ejercer este derecho.
Para que la psicoactividad se potencie, la investigación junto a la agricultura, se ha encargado de cruzar plantas hasta crear nuevas genéticas. Los cruces entre indicas y sativas han generado una inmensa gama de variedades cuyos porcentajes de Δ9-THC van desde el 15 al 32%.
Esto produjo un sinfín de innovaciones dentro de la industria. Por ejemplo, los consumidores, al igual que los pacientes, tienen hoy día, numerosos tipos de productos seguros a los que pueden recurrir.
Dentro de esta nueva cultura “legal”, nacido corrientes de apasionados desde connaiseurs, consumidores diarios y aquellos de fin de semana o vez perdida.
Los usuarios del cannabis andan en busca de nuevas formas en el Δ9-THC para que contribuyan con experiencias de vida mediante al juego con los estados de ánimo.
Estas formas permiten la creación de nuevos espacios de discusión sobre el uso de esta planta y los efectos que puedan existir a largo plazo.