Todos están hablando de los posibles efectos terapéuticos del famoso compuesto cannabidiol (CBD), una molécula natural presente en la planta Cannabis Sativa L. No obstante, hay una característica de la que pocos hablan. Se trata de sus efectos antioxidantes. Un reciente artículo de la revista Antioxidants, los investigadores han un intenso análisis sobre esta característica que da luces sobre un uso más extendido que solo su uso medicinal y terapéutico.
¿Qué son los cannabinoides?
Cuando mencionamos la abreviatura CBD, estamos hablando directamente sobre lo que a nivel técnico y científico se conoce como cannabinoides. Además del CBD, se han identificado más de 114, entre ellos, además están cannabinol (CBN), ∆9-tetrahidrocannabinol (∆9-THC), ∆8-tetrahidrocannabinol (∆8-THC).
De ellos, los más estudiados son el THC y el CBD. Sobre este último cannabinoide, sabemos que existe investigación y que podría coadyuvar en el tratamiento de la ansiedad, depresión, convulsiones, entre otros. Existe además una utilización que pone los cannabinoides en una categoría de acción más amplia y un posible uso que beneficiará a todas las personas.
En estudios recientes se ha destacado la prevención de enfermedades o malestares corporales por la capacidad del CBD en la desinflamación. Se ha detectado que el CBD influye en el estrés oxidativo.
¿De qué se trata el estrés oxidativo?
El estrés oxidativo consiste en un proceso de desequilibrio entre los agentes oxidantes y antioxidantes. Esta característica favorece las alteraciones moleculares y a la larga pueden conducir al cáncer o enfermedades inflamatorias y neurodegenerativas.
De acuerdo con el artículo se puede afirmar que el CBD logra cambiar el nivel y la actividad de las sustancias oxidantes y antioxidantes.
“Interrumpe las reacciones radicales, captura los radicales libres o los transforma en formas menos activas, gracias a su estructura química (grupos hidroxilo del anillo fenólico) que permite deslocalizar los electrones impares de las estructuras de resonancia de las formas radicales. En particular, el compuesto impide la formación de radicales superóxidos, como se ha demostrado in vitro en células endoteliales coronarias humanas o in vivo en ratones con nefropatía renal.”
A nivel molecular, el CBD es capaz de reducir el daño oxidativo.
“Reduce el daño oxidativo a nivel molecular, obstaculizando la peroxidación de los lípidos [9,12] y protegiendo las estructuras proteínicas del estrés oxidativo inducido por sustancias tóxicas, en modelos animales. En los seres humanos conduce a la degradación de la proteína precursora del amiloide (APP) implicada en la etiopatogénesis de la enfermedad de Alzheimer”, señala el estudio.
Acción indirecta sobre las condiciones inflamatorias:
El artículo menciona que la influencia del CBD en distintos procesos tiene una acción indirecta. Por ejemplo, incurre en apoyar la acción de las enzimas antioxidante y en condiciones inflamatorias activa las enzimas de glutatión. Por otro lado, ayuda a mantener los niveles correctos de este compuesto que son necesarios para apoyar la acción antioxidante de las vitaminas A, C y E,
En tanto a la regulación del cuerpo y características relacionadas al Sistema Endocannabinoide, los investigadores encontraron lo siguiente.
“El aumento de las concentraciones de anandamida (AEA) [21], que influye en la señalización celular, incluida la interacción de los cannabinoides con sus receptores [22], apoyando la actividad biológica del sistema endocannabinoide.”
Los investigadores concluyen que hay efectividad en los compuestos naturales y algunos sintéticos. Asimismo, el estrés oxidativo que resulta de una sobreproducción de radicales libres de oxígeno y en consecuencia causa efectos negativos, puede ser disminuido y mejorado con las moléculas como el CBD ya que se ha visto que el sistema endocannabinoide puede modular esta actividad en nuestro cuerpo.
El CBD también ha sido aceptado con mayor rapidez gracias a la falta de efectos psicotomiméticos y con perfil de seguridad de uso bastante alto.
Lee la investigación: https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/31881765/
en Costa Rica. 
