A menudo nos preguntamos cuál será el futuro de la tecnología eléctrica. El mundo busca alternativas a las industrias y los automóviles eléctricos son cada vez una realidad más tangible. Algunas empresas automovilísticas han afirmado que, a partir del 2030, toda su línea será eléctrica.
Para logarlo, los investigadores están trabajando arduamente para comenzar con la transición energética necesaria para remplazar las baterías convencionales desechables, por baterías más resistentes. La transición tecnológica y energética depende de ello.
Para solucionar este tipo de problemas, un emprendimiento estadounidense liderado por David Mitlin ha empezado a diseñar baterías de cáñamo. Las motivaciones se deben a que esta planta se ha utilizado durante siglos en diversos sectores como textil, material industrial y farmacéutico. Su emprendimiento consiste en probar el rendimiento de baterías con este tipo de material resistente.
Las fibras de cáñamo que resultan residuos del cultivo de cannabis fueron cocinadas por el equipo para ser transformadas en nanoláminas de carbono. Con ello, se construyeron supercondensadores que según los investigadores pueden ser “similares o mejores que el grafeno”, el material comúnmente utilizado para este fin.
Con esta tecnología, la industria podría reducir significativamente los desechos industriales. Estas fibras fueron recicladas y convertidas en supercondensadores. Esta es una gran diferencia ya que las baterías convencionales almacenan la energía y la distribuyen lentamente. Mientras que los condensadores tienen la capacidad de descargar rápidamente toda su carga.
Este tipo de baterías pueden ser utilizadas en automóviles, pero, además, en herramientas eléctricas de todo tipo, de acuerdo con los investigadores.
Anteriormente, los investigadores habían trabajado con residuos biológicos como musgos, cáscaras de banano, entre otros. El grupo dice tener una “receta secreta” con la cual saben como “sacarle provecho a los bioresiduos”.
No obstante, aseguran que existe algo especial con el cáñamo.
«Pero si nos fijamos en las fibras de cáñamo, su estructura es distinta: hace láminas con una amplia superficie propicia para los supercondensadores».
En cuanto a sus características, se reportan rendimientos iguales o superiores a sus competidores.
«Funcionan a temperaturas menores a los 0ºC y poseen una de las mejores combinaciones de potencia de energía reportada por cualquier carbono. Por ejemplo, en una muy alta densidad de potencia de 20 kW/kg (kilovatios por kilo) y temperaturas de 20ºC, 60ºC y 100ºC, las densidades de energía son de 19, 34 y 40 Wh/kg (vatios-hora por kilo) respectivamente».
Otras de las ventajas yacen en su costo.
«Para el almacenamiento de energía, funciona igual de bien y cuesta una fracción del precio: entre US$500 y US$1.000 por tonelada».
en Costa Rica. 
