Este domingo, los franceses eligieron luego de una reñida contienda electoral, a su nuevo presidente. Emmanuel Macron, ex banquero y ex ministro de economía de François Hollande, tomará las riendas del Elíseo para buscar las soluciones a los problemas que enfrenta la polarizada Francia.
Uno de los temas a los que ha tenido que dar respuesta es al fracaso del control y la fiscalización del cannabis que tiene colapsados los tribunales franceses por casos de posesión simple.
En un debate bastante cuidado, el candidato ofreció en distintas ocasiones su postura sobre la despenalización del consumo de cannabis. Macron ha ofrecido diferentes matices al término. En una entrevista con el diario Le Figaro afirmó en febrero que “no creía en la despenalización de pequeñas dosis”, pero afirmaba que es necesario descongestionar los tribunales.
Para lograr este objetivo, el ahora presidente electo quiere castigar con multas al consumo. Macron desea que las autoridades puedan aplicar multas de 100 euros ya que considera que es una solución “más disuasiva y eficaz”.
Multar a los consumidores
El debate de los candidatos franceses durante la campaña reflejó una división de criterios entre derechas e izquierdas. Para el comandante de “En marcha” la despenalización no pasa por un tema de derechos humanos, sino de descongestionamiento judicial.
Despenalizar significaría que se levanten todas las sanciones judiciales al consumo para que este no sea considerado un delito, crimen o contravención.
“Jurídicamente es buena una despenalización”, afirma Macron.
Sin embargo, sus asesores lo han llamado una “contravención” pues hablar de despenalización o legalización pudo haber sido mal visto para sus electores. El político mantuvo su propuesta tal y como la había esbozado en su libro Revolución, además viene acuerpada con datos de la Misión Intersectorial de la lucha contra las drogas.
La lucha contra el tráfico de cannabis en Francia tiene un costo social de un 1% del Producto Interno Bruto (PIB), según la organización ECHO quienes apelan por el fin de la represión. Además, ese mercado en manos de los traficantes representa cerca de 1,4 millones de consumidores habituales siendo el país europeo con mayor preferencia por el consumo de cannabis.
Política de cero tolerancia
A pesar de que el mundo se mueve en dirección de la legalización, el sesgado debate de la despenalización en la política francesa parece quedar entrabado en posturas conservadoras. Mientras que la izquierda parecía apuntar por la legalización como alternativa para detener el tráfico, cobrar impuestos y proteger la salud pública, la derecha se mostraba empecinada por la represión.
Tanto los republicanos dirigidos por François Fillon y el Frente Nacional (FN) de Marine Le Pen buscan la “cero tolerancia para los traficantes de drogas”, aun cuando Fillon manifestó estar anuente de la opción de venta limitadas que maneja la política de los Países Bajos.
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Por otro lado, el líder de la Francia Insumisa, Jean-Luc Mélenchon, ha mantenido un discurso cuidado en el cual se luche contra el consumo de cannabis, pero que sea el estado quien se mantenga bajo la tutela de la sustancia.
“Estoy en favor de la legalización, pero entendiendo que estoy en contra del uso del consumo de cannabis”, afirmó Mélenchon en diciembre.
Con respecto al uso medicinal, solo Mélenchon se ha manifestado con opiniones favorables. Por el momento Macron no se ha referido directamente al tema. Mientras tanto, asociaciones y grupos civiles se han organizado para solicitar la despenalización y el cultivo con fines personales.
Foto. © maxppp
en Costa Rica. 
