Search
Close this search box.

México frente al gran capital de la industria del cannabis

Compartir:

Ciudad de México. El 17 de febrero del 1940, se publicó en el Diario Oficial de la Federación el Reglamento de Federal de Toxicomanía, el cual regulaba por primera vez el cannabis y sustancias ilícitas de la mano de Leopoldo Salazar.

De esa manera el estado controlaría la producción, además de la dispensación controlada para el control de las adicciones.

Seis meses después, la presión del gobierno estadounidense haría que el gobierno del presidente Lázaro Cárdenas echara abajo la iniciativa y destituyera al investigador. Los hechos no se habían repetido hasta que el 20 de junio del año en curso, el presidente Enrique Peña Nieto, firmó un decreto que suponía respondía a la solicitud de las familias para poder acceder a derivados de cannabis medicinal.

Fueron muchos hombres y mujeres los que estuvieron detrás del acontecimiento que sería analizado por unos como un movimiento político del Partido Revolucionario Institucional (PRI), más que un consenso nacional de que es hora de poner fin a la guerra contra las drogas.

Pero en la patria del relajo, como diría alguna vez el cronista Juan Villoro, es normal que las cosas no sea lo que aparentan. El México que había aprobado el decreto no era el reflejo mismo de la sociedad civil o la de los grupos activistas. En sentido teórico, los 127 millones de mexicanos pueden acceder a medicamentos a base del cannabis, en sentido práctico solo aquellos que tienen la plata para pagarle a HempMeds sus suplementos. ¡Chale!

Meses después del intenso debate, la feria de cannabis más importante tomaba la atención del país. Es casi increíble que el país más católico de Latinoamérica acepte por fin debatir desde la ciencia. Expoweed México presentaba sin pelos en la lengua, la posibilidad capital que golpetea con fuerzas el nuevo negocio legítimo.

La industria del cannabis ya está en México”, esa es la frase con la que uno de los organizadores del Expoweed, Leopoldo Rivera, englobaba lo que sucedía en el World Trade Center (WTC). La gente giraba a su alrededor en estands que muestran la ventaja que ya existe en el mercado estadounidense, el país que impuso la prohibición en el mundo.

Pero también, la puesta en marcha del sistema nacional que permitirá a la larga que los grupos locales se organicen, mientras la realidad política se los vaya permitiendo. La feria reunía las dos partes.

Frente al recinto, la Comisión Federal para la protección de Riesgos Sanitarios (COFEPRIS) envió sus emisarios. Es esta la institución gubernamental a la cual le fue asignada la implementación de la norma y el control de los productos farmacéuticos. Los funcionarios merodeaban los pasillos en busca de irregularidades o la venta ilegal de productos.

Expoweed rindió homenaje a dr. Leopoldo Salazar.

En un hecho insólito, además, los representantes avalaron la puesta en marcha de la primera clínica de cannabis medicinal con el consentimiento y la dirección de neurólogos y psiquiatras. La CliniCannabis recibió en medio del mar de parafernalia, alrededor de 150 pacientes interesados en consultas que se manejaban con monumental discreción.

Aunque no parezca, es posible que los menos beneficiados hayan sido los que escriben y debaten, los que siempre han estado ahí, pero se pandean entre la ilegalidad y posiblemente, terminen trabajando para un gran laboratorio o una de estas clínicas médicas.

“En un sentido práctico la ley no ha ayudado en nada. Las cosas siguen exactamente igual a como siempre fueron”, confiesa Nico, representante de Cannativa, una organización educativa tratando de hacer llegar información a aquellos marginados en el decreto.

Al contenido televisivo no le interesa esta parte. Igual que el momento histórico de la lucha Zapatista y el ex presidente Fox, uno necesita del otro y viceversa. Como en esa ocasión, siguen en el telón de fondo los indígenas desplazados y extorsionados: los relegados. Los que se han jugado la vida preservando el cáñamo desde la colonia.

Esta edición recordaba que no era la primera vez que México daba estos pasos, tampoco la primera que se enfrentaba a los prohibicionistas del norte.  Basta con la aprobación de un decreto para pasar de los encarcelamientos en masa a coquetear con el negocio legítimo, muy parecido a Wal-Mart.

Los conferencistas locales generaban este debate y pese a que el futuro es promisorio, la influencia del mundo globalizado parece repetir el ciclo latinoamericano. El verdadero encuentro con la triste desigualdad.

El Expoweed México genera la unión del continente y pone en entredicho el actual sistema que desangra a los menos privilegiados, pero también nos abre los ojos de que la carrera por el cannabis corporativo ya está en Latinoamérica.

Ignoramos el desenlace del nuevo episodio, pero en mi cabeza resuena el mensaje con el que se paseaba un personaje los tres días a las afueras del WTC: “Cannabis is good, but humans are bad”.

Compartir:

ANUNCIOS

ARTÍCULOS RECOMENDADOS

Adolescent Cannabis Consumption Linked to Memory Decline

January 18, 2024

Smoking cannabis is not a good idea for pregnant woman

January 18, 2024

Study: Amitriptyline and CBD combination work in inflammatory pain reduction

January 18, 2024